Los chinos viven en un
ambiente tóxico en su propia casa debido a los altos índices de productos
químicos que contienen los materiales con los que se fabrican productos
domésticos como un mueble, un televisor o un juguete, y que China no limita
debido a la falta de regulación, alertó hoy Greenpeace.
La organización
medioambiental llegó a esta conclusión tras una investigación realizada en las
cinco ciudades más desarrolladas de China: Pekín, Shanghái, Shenzhen, Cantón y
Changsha. En cada una de las urbes, Greenpeace recopiló el
polvo de hasta once viviendas durante marzo y abril, que posteriormente fueron
estudiados en un laboratorio independiente de Holanda para comprobar el índice
de químicos peligrosos que contenía.
"Encontramos
cuatro grupos de químicos altamente peligrosos en todas las pruebas. No hubo
ningún ejemplo que se salvara", explicó la activista Ella Wang,
especializada en tóxicos. Aunque actualmente no se conocen con exactitud las
consecuencias exactas de la exposición diaria a estos químicos, los
científicos, según aseguró Wang, alertan de que las personas pueden padecer en
el futuro problemas en el sistema endocrino, inmunológico, nervioso o
reproductivo.
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