El edificio tiene tres niveles y 2 mil 137 metros (23,000 pies cuadrados); fue levantado con más de 3 mil tallos largos y flexibles de bambú, y está cubierto con un techo elegante inclinado a casi 15 metros (50 pies) de altura.
Frederick Schilling, copropietario de la fábrica Big Tree Farms, describe el inmueble como su "catedral de bambú".
La planta tropical, preciada en Occidente para pisos, muebles y accesorios del hogar, recibe un respaldo cada vez mayor de los ambientalistas, desde Sudamérica hasta África, como material de construcción.
Bali, líder del ramo, ha atraído a carpinteros, arquitectos y diseñadores de todo el orbe para que utilicen el bambú en la construcción de todo tipo de inmuebles, desde una escuela y casas de campo lujosas hasta centros vacacionales exclusivos.
La planta se da en casi todas las naciones ecuatoriales, crece a diario hasta 1.20 metros (cuatro pies) y en menos de seis meses alcanza la altura de un roble gigante. Algunas especies de bambú logran la robustez en cinco años y están listas para su uso.
El bambú tiene posibilidades casi ilimitadas en la construcción: es barato (cuesta apenas tres dólares plantar y cultivar una planta hasta que esté lista), abunda de manera increíble, permite curvarlo y tiene la resistencia del acero.
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