Santo Domingo.-Rescatar el derecho a bañarse en el Ozama debe ser la meta de un programa de sustentación ambiental, de respeto al medio ambiente y de encuentro con las razones por la que se fundó la ciudad de Santo Domingo a la orilla del Ozama, en el lado oriental originalmente o su traslado al lado occidental, siempre a la orilla del Ozama.
Vivir de espaldas a él, convirtiéndolo en nuestro patio abandonado, receptáculo de la basura y de la descarga industrial tóxica se ha convertido el día a día de este maravilloso cuerpo de agua.
Nuevas generaciones
Cómo enseñar a las nuevas generaciones que la República Dominicana vive el desafío de diversas contingencias ambientales, que la naturaleza nos ha legado el más grande de todos los mega proyectos que se pueden realizar en la ciudad de Santo Domingo y hemos decidido vivir de espaldas a él.
Devolver el derecho de bañarse en el Ozama, sería el proyecto de progreso más atrevido, de la ciudad, que conectaría los orígenes fundacionales de la misma o los desafíos más apremiantes del presente representado en el cambio climático, el fomento de diversas enfermedades tradicionales o de saneamiento; el dengue y el cólera son dos de ella.
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