Este papel es una combinación de polvo mineral -carbonato cálcico, 80%- con una pequeña cantidad de resinas no-tóxicas -20%-, que crean un sustrato sostenible fuerte. El carbonato clásico proviene mayoritariamente de desperdicios de la industria de la construcción, como mármol, caliza o yeso, que son molidos en un polvo muy fino. El PE proviene en parte de residuos post-industriales reciclados y actúa como un ligan para el carbonato clásico. De la simbiosis de estos materiales resulta un producto que resiste fuertemente, tanto al agua como a las roturas.
El proceso de fabricación de TerraSkin es ecológico y de última generación, donde no es necesario emplear nada de agua, cloro, ácidos o bases y no se emite ningún gas tóxico. Durante el proceso de producción el consumo de energía representa aproximadamente el 50% de lo que se consume fabricando pasta de papel normal.
Cuando este papel se quema, las emisiones de CO2 son un 50% menores que las que se emiten en una combustión de papel convencional. Además, TerraSkin es biodegradable, se ha demostrado que un papel de 200 μm de grosor se degrada en un período de entre 6 y 9 meses cuando se expone directamente a la luz del sol y la humedad.
Por otro lado, este producto puede ser reciclado transformando el papel usado en granza fina. Actualmente reciclan los desechos y sobrantes del papel en Asia, que utilizan para la fabricación de papel que será impreso en colores sólidos. Este proceso contrasta con el reciclaje convencional de pasta de papel que consume gran cantidad de agua para el blanqueo y obliga a costosos procesos de tratamiento y purificación del agua. La sencillez del reciclaje de TerraSkin reduce el desperdicio de recursos. Por estos motivos, este papel recibió en 2007 la prestigiosa Certificación Cradle de Plata de MBDC.
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