Se predice que al final del presente siglo, en nuestro país la disponibilidad de agua se reducirá en un alarmante 85%, debido principalmente al aumento poblacional y al cambio climático. De ahí que sea perentoria la necesidad de adoptar estrategias y políticas de conservación del recurso agua. Y por eso el anteproyecto de Ley de Aguas que cursa en el Congreso debe aprobarse lo antes posible.
De acuerdo con funcionarios del INDHRI, el riego consume un 80% del agua disponible, mientras el sector turístico consume sólo un 1%. Pero el consumo turístico preocupa porque es aproximadamente tres veces más alto que el de la población. El "Plan Hidrológico Nacional" que acaba de poner en circulación el INDHRI estima en 1,000 libros el consumo diario por habitación hotelera. Pero otros reportan que un turista consume entre 800 y 900 litros de agua al día en promedio, el habitante nacional consume un promedio de 200-300 en las zonas urbanas y unos 185 litros en el área rural.
En enero pasado, el entonces Director del INDHRI declaró que en los próximos 15 años el consumo de agua del sector turístico se incrementará nueve veces.
El citado Plan también da cuenta de que la mayoría de los complejos turísticos del país se abastecen de acuíferos y no de aguas superficiales. Los acuíferos representan "una alternativa viable para los desarrolladores turísticos, debido a ventajas en cuanto a la calidad del agua, pues el agua del subsuelo supone un filtrado inicial conveniente (tratamiento para potabilización simple y económico), cierta independencia de la fuente y de la operación de la captación, próxima al punto de consumo, y la disponibilidad de agua en muchas zonas, superando las opciones de agua en esas zonas."
Las 32,000 habitaciones hoteleras de Bávaro-Punta Cana dependen totalmente del acuífero. Puesto que la producción natural de agua no crece, sino que se disminuye con el cambio climático y el crecimiento de la población, el resultado es un agotamiento progresivo del acuífero y una intrusión del agua de mar en el subsuelo.
A finales del 2011, el Director del INDHRI se reunió con la cúpula de Asonahores para comunicarle la preocupación frente a los niveles de salinización que presentan los pozos de agua subterránea en la Costa Este. Propuso que el sistema de abastecimiento actual sea sustituido por plantas desalinizadoras del agua de mar para así quitarle presión al acuífero y garantizar la sostenibilidad de la industria.
Las aguas superficiales podrían ayudar. Una presa en el Río Sanate podría quitarle presión al acuífero de manera significativa, una presa en el Río Chavón podría ser una mejor solución para los hoteles de La Romana y Bayahíbe, y una presa en el Río Yásica para suplir a Puerto Plata y Sosúa. Pero en el caso de la Costa Este, la presa no luce una solución apropiada, en vista de que el esperado crecimiento de la demanda desbordaría la capacidad de la presa y no permitiría la recuperación del acuífero.
La desalinización del agua del mar, posiblemente sea la solución menos costosa, con las nuevas tecnologías de osmosis se hace posible producir con costos dramáticamente más bajos. También existen tecnologías que permiten potabilizar totalmente las aguas residuales.
Esa es una álgida cuestión que debe enfrentarse cuanto antes porque el problema del acuífero del Este no puede seguir esperando.