El agua es un elemento que se dispone en abundancia en la naturaleza que
filtrada y descompuesta atómicamente nos entrega el Hidrogeno tan preciado por
su alto poder calorífico de 27.900 Kcal/m3 (3 veces la del combustible fósil) y
que al quemarse produce un residuo de vapor de agua (combustión limpia). Este
combustible es el elemento que la alta tecnología nos permite utilizar para
cualquier aplicación, ya sea, para uso doméstico, como para los vehículos.
La
producción de este gas se realiza con el excedente de energía eléctrica de la
vivienda o con algún tipo de generación exclusivo para obtener hidrógeno si la
necesidad fuese mayor. El sistema consiste en un tanque de filtrado donde el
agua común pasa a un tanque de evaporación; después a una serpentina de
enfriado y condensación que envía el agua destilada a la cámara de electrólisis
donde, por el aporte de corriente continua, se descompone el agua en hidrógeno
y oxigeno que continúan en forma gaseosa separados.
Luego se comprimen los
gases a alta presión, se los enfría y comprimen nuevamente para obtener
hidrógeno y oxigeno líquidos que quedan almacenados en depósitos de alta
presión. El combustible puede cargarse a un vehículo por medio de conexiones
como las utilizadas para la carga de GNC. Con una pequeña modificación en los
vehículos convencionales se pueden utilizar este combustible autogenerado
permitiendo una autonomía 3 veces superior a la del gas natural y logrando una
combustión limpia, libre de contaminantes, carbón, azufre, etc., logrando mayor
duración del motor del mismo.
La producción de energía eléctrica es de tipo
alternativo y el consumo se limpio por lo que nos da un sistema muy eficiente y
ecológico. Si modificamos al vehículo, haciéndolo híbrido (eléctrico y a
turbina hidrógeno) nos aportará un rendimiento seis (6) veces superior al de
combustión de combustible fósil y motor convencional.
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