24 de marzo de 2010

Situación grave con los lixiviados en Duquesa


A lo interno del vertedero de Duquesa los chorros de agua corren como pequeños manantiales que se deslizan desde lo alto. A diferencia de las aguas cristalinas que suelen salir de las entrañas de las montañas, la de Duquesa es turbia, maloliente y en diferentes tonalidades. A veces es amarilla como el barro, en parte es rojiza y otras veces se torna de un raro azul intenso.

A este líquido que se produce por efecto de la descomposición de los desechos y el arrastre de sus partículas con las lluvias, se le llama lixiviado o percolado y se caracteriza por su alto contenido contaminante, sobre todo de las aguas subterráneas cuando no se trata adecuadamente.

Para tener una idea, el ingeniero y especialista en medio ambiente, Roberto Castillo Tió, indica que apenas un litro de este líquido equivale a la contaminación que pueden producir a la vez 100 mil personas juntas, y tiene capacidad para contaminar 100 metros cúbicos de agua. El riesgo es peor si se toma en cuenta un estudio del Ministerio del Medio Ambiente que plantea que todos los vertederos del país, incluyendo Duquesa, "descansan sobre formaciones geológicas, hidrológicas y suelos productibles, incompatibles con su ubicación".

El estudio, que se realizó en el 2007 en coordinación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) plantea que en su generalidad, el tratamiento de los desechos en estos lugares se caracteriza por la inexistencia, entre otras cosas, de controles de la contaminación de aguas, aire y olores.

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